Novela de Ciencia Ficción

EN LOS LÍMITES DEL INFINITO LA DESESPERANZA DE LA ETERNIDAD

"El peligro del futuro es que los hombres lleguen a convertirse en robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero dada la naturaleza del hombre, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos: se convierten en golems; entonces buscarán destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de objetivos". Erich From (1900-1980)"El miedo a la libertad" Pág.64


CAPÍTULO I


Ya habían transcurrido tres siglos desde que ocurrió lo que se consideraba como el inicio del fin. En aquel entonces, las explosiones e incendios consecutivos que se produjeron en el punto central del eje imaginario terrestre, fundieron su franja central de tal manera, que la Tierra se dividió en un hiperboloide de revolución de dos hojas.

Los seres humanos llegaron a conocer el profético Infierno ya que cayeron miles de bombas que al ser dirigidas por rayos láser desde estaciones espaciales en órbita, daban en los blancos precisos, generando incendios que comparados con la descripción dantesca del averno, no alcanzaba a abarcar tal pesadilla.

La Tierra perdió dos quintas partes de su volumen, reduciéndose al magro hiperboloide, cuyas hojas se llamaron EURASIAFRICA Y AMERICOCEANIA por contener parte de lo que quedó de los continentes; ambas hojas giraban alrededor de un mismo eje, pero con momentums angulares contrarios. Además, cada hoja poseía un satélite, los cuales les fueron robados al planeta Marte, ya que nuestro inmemoriable satélite, la Luna, pasó a formar parte de la docena de satélites de Júpiter, esfumándose de esta manera las aspiraciones de quienes en el siglo XXI soñaron con colonizarla.

Esta era la configuración exterior de la Tierra, pero cómo era la vida en su superficie?

La desolación de la superficie era lo más triste que ojos humanos podrían ver, no sólo por la ausencia de personas, edificios, árboles... sino por la horizontalidad del paisaje apenas rota por cubículos aislados que invitaban a entrar a los mismos sin una razón aparente. Claro está, estos cubículos eran el medio idóneo para transportarse a los distintos niveles en que se agrupaban las personas en celdas idénticas a los panales de abejas.

En uno de estos panales se encontraba con la cabeza cabizbaja Iridia2442, cuando le llegó la señal de que debía trasladarse al nivel 0.  No podía darse el lujo de pensarlo dos veces, así que inmediatamente reaccionó activando el botón de confirmación de su asistencia.  En verdad se sentía sumamente deprimida desde que vio en el holograma central de la  colmena la infausta noticia sobre el Dr. Suskatra048 y su intento infrustuoso de suicidio.

Su corazón latía intensa y mecánicamente en la medida en que se acercaba al punto de inflexión.   No se percató que hacia ella venían tres cibernoides de gran tamaño.  Cuando estuvo a punto de entrar a uno de los cubículos la interceptaron y la invitaron a acompañarlos hasta una especie de túnel con forma de ascensor cilíndrico.